martes, 1 de marzo de 2016

Chocó - la Colombia negra

Ya hace tiempo desde que este blog se volvió todo un cuaderno de cartas a los venezolanos, así que ya no tengo que pretender como si no fuese así.

Apoyamos vinotinto, ¡apoyemos al físico en su camino! (obviamente mi franela es la chimba a mil bolos en mercadolibre) fot. Piotr Strzeżysz
Pero la verdad es que salí de Venezuela ya hace rato. El guardia, por cierto muy bolivariano, intentó hacer algo de complicaciones en la frontera en San Antonio del Tachira, de que su sello de salida en  el pasaporte no esta valido sin pasaje aereo dentro de Colombia y me sabe a mierda que le dijeron en SAIME blablabla pero me hice el güevon que pero señor pero que pasaje que no sabía que a donde voy a comprar pasaje si yo voy a Cúcuta nada más. Me miro con desprecio o desden y me dejó pasar. Objetivo logrado.

Colombia es un país donde no tienen ni cambur, ni lechosa, ni siquiera parchita. Lo que comen de fruta son bananos, papaya y maracuyá. Además son unos vagos, porque no preparan su propia arepa de su propia harina P.A.N. (aunque dicha harina se consigue) sino compran arepas ya preparadas (y por cierto asquerosas). Yo me sigo haciendo mi propia arepa y cantando con Gualberto.

(No, no pasa garrafón, pasa, ustedes bien saben que yo no tomo estas cosas.)


Bien sea casualidad o no, pues pasa que hasta la hora no he ganado muchas amistades en Colombia. Y sí, de hecho creo que es algo casual. Ayer me preguntaban - estas preguntas de siempre - de que cual fue mi lugar favorito en todo el recorrido. Obviamente no les puedo decir que la cafeteria en la esquina detrás de la iglesia en la plaza Candelaria en Caracas, porque igual eso no les dice mucho. Entonces les eché el siguiente cuento: Lo de los lugares favoritos es algo casual y no depende tanto del lugar, como de la gente que uno encuentre. Y por cierto los acontecimientos como "conocer gente" suelen ser muy casuales. Por ejemplo en Venezuela (que sorpresa ese ejemplo, ¿cierto?). Tenemos la ciudad de Maracaibo, que por lo general a nadie le gusta. Hace un calor insoportable, hay basura por todos lados, el terminal de buses esta rodeado por un rio asqueroso de aguas negras. Y lo peor que los gochos tienen algo de aleergía hacia los maracuchos, y bien se sabe, que cuando un gocho dice algo - bien sea Vicente Gomez o la señora de puesto de pastelitos de la plaza Espejo - eso sí, vale. Pero pasa que en este Maracaibo horrible, maleducado y sucio encontre buena gente (saludos Gleana, saludos Angel, saludos Dianeth, saludos Ignacio, saludos Andrea, saludos todo el mundo!) y me quede mucho tiempo, todo feliz. Luego me fuí a Mérida con el proposito de quedarme un tiempo largo, bastante como para relajarse de pedaliar tanto. Pues Mérida, Mérida legendaria en Venezuela entera, el lugar bendito por sus pastelitos, teleferico, calentao,
 y la "tranquilidad" (y por Florencio Porras, por cierto). Sufria yo penas. De verdad que intentaba conocer a alguien, pero pasaba que no se daba oportunidad. Y al final bueno, si, encontre buena gente, conoci grupo Yerbabuena y aprendí a tocar cuatro, pero me costo un tiempo que seria suficiente como para conocer la ciudad de Maracaibo entera. Y no es que es por lo frio, pues al final los merideños no son malas personas, es que casualmente ocurrió así.

Creo que es un buen cuento. Sea verdadero o no, con el puedo siempre decir que la verdad que lo que más me gusto fue Venezuela, sin ofender el orgullo nacional de los otros países (aunque sea este Argentina el unico pais blanso al sur de Canada, aunque la verdad que todavia no lo he intentado... pues sí, decir a un argentino - ¡a un porteño! - que no son ellos los mejorcitos seria algo dificil, ¿será?).

Aja, pero era el cuento que estoy en Colombia. Bien.

Colombia. Precisamente: el llano colombiano... Parecido al venezolano, ¿cierto?
De la frontera cucuteña segui mi camino pidiendo cola (echando dedo, haciendo autostop, por si casuelmente lo lea alguien quien no hable venezolano). Primero llegué a Bucaramanga con un chofer que me contaba su historia de secuestros en ELN cuales el mismo hacía, y luego fui a Bogotá para reunirme con mi bicicleta (y donde se tomó la foto esa en gorrita negra y franela vinotinto de arriba de la página). Bogotá es plena Cordillera Oriental. Colombia es un país fastidioso: para trasladarse del oriente al occidente hay que pasar por las montañas todo el tiempo. La faz de la tierra colombiana esta dividida por tres cordilleras que corren del norte al sur: la oriental, la central y la occidental. Hay que decir que los venezolanos lo organizaron algo mejor: pusieron todas las montañas en el sur-occidente y si alguien tiene la necesidad de trepar montañas que se vaya alla, de resto: todo un llano! Bueno, casi.

Entonces cuando uno entra a Colombia en bicicleta le dicen que miijito quidese mucho (o: que su mercé se quide mucho, si es que pasamos por Boyacá...¡por cierto! visite el puente de Boyaca en el aniversario de la batalla, que bien bolivariano soy!)

Este es el puente y estos los lanceros
No, no, los lanceros de pantano de Vargas son estos

Aja, entonces cuando uno entra a Colombia en bicicleta le dicen que miijito quidese mucho y eligese mejor un valle y corre entre las montañas del norte al sur pa´ no matarse tanto. Algo que bien puede hacerse: entrando a Colombia por Arauca y saliendo a Ecuador por Putumayo se puede pasar por el pais sin una sola subidita. Corriendo por el valle de Rio Magdalena no es mucho peor. Pero yo obviamente tuve que hacerlo más dificil y para la entrada cruze las tres cordilleras, y la ultima pues dos veces. De Bogotá bajé hacia Río Magdalena pasando de un frio real al calor tremendo, luego me trepé por la Cordillera  Central a Medellin para luego entrar al departamento selvatico del Chocó y volver a tal llamado Eje Cafetero pasando dos veces por la Cordillera Occidental. Fue bastante divertido.

Masa critica de los ciclistas de Bogotá

Y ahora que se puede comprar por cuatro Bolivares?

Jugando con la nueva lente (la misma con la cual fotografiaba Rio Caribe - el más bello de los rincones de Venezuela - con una pentax de rollo)

Medellin, esta ciudad con tanta fama, no me impactó mucho. Lo bueno que tiene es la Casa de Ciclistas en San Antonio de Prado, un pueblo cercano. Ahi cada viajero ciclista puede relajarse varios dias en la tranquilidad del campo. 100% recomendable!

La Casa nuestra, ciclistas

Por el camino pasaban muchas cosas pero el proposito de este articulo al parecer - por lo menos considerando su titulo - fue hablar del Chocó. Chocó es un departamento en lo mas occidental de Colombia, encontrandose ahi en este occidente lejano con el Oceano Pacifico. Es una selva. Llueve todo el tiempo. Casi no hay carreteras y el mayor peso de transporte va por los rios. En la montaña hay un poco de indigenas, más abajo - los negros. En las aguas - oro. En los bosques - guerilla.

Come cambur.

Un bosque ahí en las cercanias de Medellin.

Mi amiga nueva - una canastica.

Por el camino al Chocó.

El ultimo pueblito antioqueño

Y se empieza...

Luego ya puro monte

... carretera destapada...

... y un bus quemado por ELN.
Los indigenas de la zona no son muy simpaticos que digamos. No hablan casi con uno, tienen mirada fria y sospechosa. Ademas cuando acampé una vez en - como resultó - la tierra de sus ancestros, padres, la Pachamama y todo el cuento, me quitaron de alla. Tuve que recoger todo un vergero de vainas llamado mi campamento y eso por la noche porque los tipos se querian tomar la venganza por Colon, Pizarro y los demas. Ayy chamos, pero es que yo no soy ni español, ni Hernan Cortes ni United Fruits siquiera...

Y luego la carretera baja, tiene obviamente muchas lomas fastidiosas todavia, pero al final entra en la zona de los negros. Y la onda es otra, ¡es otra por completo! En la entrada al pueblo Tutunendo me saludo una negra con un balde de ropa lavada en el rio y otro balde, mucho mas grande, puesto en la cabeza, con los trastes. Y me saluda, y se rie, y de donde viene, y hablame, y eso, y aquello, y descansese, chico. En seguida conoci a un señor de la zona que me invito a su casa y ahi me quede unos días.La gente saluda, se rie, invita, da comida, da palmaditas y todo el cuento. Me pasó por la mente: parece que es la buena porcion de sangre negra que les da esta calidez, relajo y buena onda a los venezolanos.

Recogí esa impresión y me fui otra vez a cruzar la Cordillera Occidental, por una carretera algo mejorcita que pasa por Pueblo Rico, Risaralda. Y saliendo del Chocó sentí algo parecido a lo que senti el 18 de enero en Cúcuta: ¿realmente estoy seguro que quiero salir?

Hay rios

Y hay verde

Hay sonrisa

Aunque llueva

Bicidesayuno (vale destacar que luego la señora de la vecindad me trajo otro desayuno)

Hay alegria.

La subida a Manizales es La Subida. Una subidota, una madre subida. Son 20 kilometros... No suena tan mal, verdad, pero ahi no hay descanso ni por un metro: es suba que suba, papá. Cuando llegué la ciudad ya era de noche. En la carrera 23 con calle 53 por ahi encontré un local llamado "Chamo Café", dice el letrero: "el verdadero sabor venezolano". Parecia que ya estaban cerrando. Tenia mi franela de vinotinto puesta. Sin pensar mucho me acerqué y pegué un grito al mesero: "epale, mi pana, ¿como esta todo?". Se sonsrió. Le dije que iba a venir al día siguiente. Sí, así fue. Curioso. Reaccioné como si hubiese sido un restaurante polaco.

Y ahora estoy en Manizales. La verdad que todabvia no fui a Chamo Cafe, pero eso tambien es muy venezolano, es venezolanisimo: decir que algo se va a hacer y luego no hacerlo. Diganme, ¿es así o es así? ; )

Pero voy a ir, quizas mañana. Tienen pabellón.

2 comentarios:

  1. He encontrado tu blog por casualidad y la verdades que me he enganchado mucho leyendo ;) mucha suerte en tu viaje!

    ResponderBorrar
  2. Te queda bien la camisa de la vinotinto ;) … q bonito y particular q haya sido Maracaibo el lugar (gente) q más te haya gustado, quizá sus personalidades cuadra y son mucho más extrovertidos (como tu), q los merideños q les cuenta hablar sin tapujos. Lástima no te topaste quizá en Mérida con la gente indicada… casualidad… o en general somos gente más callada.
    Gracias por el “cuaderno de cartas a los venezolanos” q has construido, a veces hace falta leer este tipo de cosas para pensar desde otro punto de vista y tus historias son muy interesantes jeje.
    Saludos y Éxitos!

    ResponderBorrar